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VIII SAGRA DEL PEPERONCINO REBELDE

Domenica 28 settembre, dalle 13 a mezzanotte, torna dopo una lunga attesa la Sagra del Peperoncino Rebelde al CSOA Forte Prenestino (via Federico Delpino 187, Roma).❤‍🔥


🌶 Dopo una pausa di diversi anni dedicati a organizzare e sviluppare progetti sanitari, editoriali e di scambio tra l’Italia e il Messico ribelle, questa ottava edizione si terrà come sempre nell’ultima domenica di Settembre per ridere, ballare e gustare tutta la piccantezza di cui abbiamo desiderio, sostenendo le comunità indigene e le organizzazioni che le supportano.


Peperoncini di ogni genere, cibo per tutta la giornata, musica dal vivo, performance teatrali e dj set, infoshop, serigrafie, mostre fotografiche, libri dall’America Latina e dal Mondo.💫


🪂Quest’anno, inoltre, un programma specifico dedicato all’infanzia, con laboratori, piñatas, spettacoli e un’area giochi di legno a cura del laboratorio sociale Largo Tappia di Lanciano.


🤸🏻‍♂Immancabili poi i classici contest di cumbia, e la Competizione dei Peperoncini – gara goliardica di resistenza al piccante.
Ingresso a sottoscrizione libera a sostegno dei progetti del nodo solidale in Messico.


A breve tutti gli aggiornamenti


🌶 Si no pica, no hay revolución!


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Por la Flotilla Sumud, por la resistencia que somos (ESP)

Global sumud es la ruptura de los diques.

Las barreras ya no resisten: las diferentes interpretaciones de un conflicto secular se entrelazan y finalmente rompen el silencio. Es el jaque mate que le da un giro al juego: no necesitamos pedir permiso, ya hemos ido más allá.

La flotilla no es solo madera y velas: es un regalo, una declaración de pertenencia a una elección política justa y necesaria.

Ya estamos ganando.

Los verdugos de este genocidio nos han reconocido como enemigos, nos han identificado, amenazado y atacado. Pero la flotilla sigue ahí, en nuestro mar Mediterráneo, y nosotros, en tierra, somos cientos de miles gritando NO a un genocidio en directo.

Lxs migrantes muertxs son nuestros compañerxs invisibles y silenciosxs: sus cuerpos rechazados y abandonados en la más peligrosa de las travesías, sus nombres borrados por el olvido, olvidados por los poderosos pero vivos en la memoria de quienes los buscan, resuenan en cada ola. Son parte del mar que nos lleva y nos sostiene, son la mano plateada que atraviesa la noche.

Los trabajadores portuarios del Mediterráneo también forman parte del mar: manos y cuerpos que custodian y desafían las corrientes y que ahora bloquean, amenazan y mantienen bajo presión el corazón productivo de estas aguas.

Los barcos que navegan hacia Gaza, como los que permanecerán inmóviles, rechazados por los puertos si es necesario, se convierten así en banderas de rebelión, respuestas vivas a ese grito mudo, olas de valentía que desafían el silencio y llevan consigo la dignidad de quienes no se doblegan ni se rinden.

Sumud es permanecer, resistir, actuar ante la barbarie.

Es un gesto colectivo que derriba fronteras, una poesía escrita con agua salada y sudor, una promesa que no puede ser bombardeada, secuestrada, torturada…

Sumud es el hilo que nos mantiene unidos a través de mares y continentes. La certeza de que cada puerto negado genera mil otros atracaderos, que cada barco detenido multiplica el deseo de seguir navegando por las rutas de la justicia.

No es solo resistencia: es un ejercicio de futuro.

Es la certeza de que es la dignidad la que escribe la historia y que los pueblos que eligen resistir ya son libres, incluso antes de la victoria. Y cuando nuestros barcos surcan el mar, no solo transportan cuerpos: llevan otro mundo posible.

Un mundo que no conoce muros, ni asedios, ni silencios impuestos.

Este es el viento que nos impulsa.

Este es el mar que nos sostiene.

Este es nuestro jaque mate a la barbarie.

Y el nombre de todo esto es Sumud.

Buen viento, Flotilla.

PER LA SUMUD, PER LA RESISTENZA CHE SIAMO (ITA)

Global sumud è la rottura degli argini.

Le barriere non reggono più: le letture diverse di un conflitto secolare si intrecciano e frantumano finalmente il silenzio.
È lo scacco matto che ribalta la partita: non abbiamo bisogno di chiedere permesso, siamo già oltre.
La flotilla non è solo legno e vele: è un dono, una dichiarazione di appartenenza a una scelta politica giusta e necessaria.
Abbiamo già vinto.
I carnefici di questo genocidio ci hanno riconosciuto come un nemico, identificato, minacciato, attaccato.
Ma la flotilla è ancora lì nel nostro Mediterraneo e noi a terra siamo centinaia di migliaia, gridando NO a un genocidio in diretta.

I migrantx mortx sono i nostri compagnx invisibili e silenziosi: i loro corpi respinti e abbandonati nella più pericolosa delle traversate, i loro nomi cancellati dall’oblio, dimenticati dai potenti ma vivi nella memoria di chi li cerca, risuonano in ogni onda. Sono parte del mare che ci porta e ci sostiene, della mano argentata che attraversa la notte.

I lavoratori portuali del Mediterraneo sono anch’essi parte del mare: mani e corpi che custodiscono e sfidano le correnti e che ora bloccano, minacciano, tengono sotto pressione il cuore produttivo di queste acque.

Le barche che navigano verso Gaza, come quelle che resteranno ferme, respinte dai porti se necessario, diventano quindi bandiere di ribellione, risposte viventi a quel grido muto, onde di coraggio che sfidano il silenzio e portano con sé la dignità di chi non si piega e non si arrende.

Sumud è restare, resistere, agire davanti alla barbarie.
È un gesto collettivo che abbatte le frontiere, una poesia scritta con acqua salata e sudore, una promessa che non può essere bombardata, sequestrata, torturata…
Sumud è il filo che ci tiene unitx attraverso mari e continenti.
La certezza che ogni porto negato genera mille altri approdi, che ogni nave fermata moltiplica il desiderio di navigare ancora sulla rotta della giustizia.
Non è solo resistenza: è un esercizio di futuro.
È la certezza che è la dignità che scrive la storia e che i popoli che scelgono di resistere sono già liberi, anche prima della vittoria.
E quando le nostre barche solcano il mare, non trasportano solo corpi: portano un mondo possibile.
Un mondo che non conosce muri, né assedi, né silenzi imposti.

Questo è il vento che ci spinge.
Questo è il mare che ci sostiene.
Questo è il nostro scacco matto alla barbarie.

E il nome di tutto questo è Sumud.
Buon vento.

Sudán, ¿por dónde empezar?

Texto de un compañero del Nodo Solidale, viviendo en Sudán, publicado en la revista digital Desinformemonos el 9 de septiembre de 2025.

¿Por dónde empezar? Por un relato. Quizás una reflexión que permita mirar el horror que se oculta en la arena sudanesa. Mirar de reojo nada más: porque, por más cerca que esté, no logro clavar la mirada.

Puedo dejar que el calor, el polvo y la muerte se me peguen a la piel desnuda, pero no que la atraviesen. Porque este es el relato de una catástrofe demasiado antigua, demasiado actual. Una historia de acuerdos que se rompen antes de firmarse, de lazos de hermandad quebrados en nombre del oro, del dominio, del poder.

Una historia que, mis queridos compañeros, resuena en la tierra martirizada de Chiapas.

Aquí como allá, la bestia que llaman crisis acostumbra ocultarse detrás de siglas y nombres. RSF. SAF. Zamzam. CH-95. El Fasher. Shell termobárica.

Aquí como allá, nombres evocados por reporteros se hacen carne y presencia, arrastran muerte, hambruna y catástrofe.

Aquí como allá,

la Hidra.

Kandakes

Kandake: título real utilizado en el antiguo reino de Kush para designar a una reina guerrera, evocada en contextos contemporáneos como símbolo de resistencia, fuerza y autoridad de las mujeres.

Sudán, 8 de abril de 2019

El régimen de Omar al-Bashir, en el poder desde hace 30 años, tambalea.

Después de años de represión y crisis económica, el pueblo estalla: tras el aumento del precio del pan, miles de sudaneses inundan las calles, en Atbara, Ghedaref, hasta Jartum.

En la capital, las manifestaciones se hacen masivas, todas están encabezadas por mujeres. Entre las barricadas y el humo de las llantas, el 70% de los manifestantes son estudiantas, madres, maestras, doctoras, vendedoras ambulantes.

Ante el patriarcado, la brutalidad de su ley moral, los latigazos, la mutilación genital y la segregación, Alaa Salah, 23 años, se hace vocera de la lucha. La Kandakeenciende a la multitud y desgarra el miedo.

“Las balas no matan, lo que nos mata es el silencio.”

Lejos de ser un símbolo, Alaa Salah es parte de un proceso colectivo que viene en camino desde hace años: las mujeres de Sudán ya han encabezado las revueltas en la historia reciente del país, en 1964 y 1985, y fueron protagonistas en la lucha por la igualdad y los derechos en los años 70, ahora se constituyen en la MANSAM, una plataforma que reúne mujeres de sindicatos y asociaciones civiles.

Exigen participación política, igualdad, una vida digna.

Tras 30 años de opresión genocida, el régimen cae. Las mujeres entran en la asamblea que deberá guiar la transición democrática.

Arde la esperanza.

Drones y janjawid

Janjawid: demonios a caballo. Milicias armadas árabes activas principalmente en Darfur, responsables de masacres, violaciones y saqueos .

Jartum, 25 de octubre de 2021

El general Abdel Fattah al-Burhan, comandante de las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) e integrante de la asamblea para la transición democrática, declara el estado de emergencia y disuelve la asamblea.

Teme la exclusión del ejército en la gestión del Estado y la intolerancia de la sociedad civil hacia su rol.

Lo hace con el apoyo de Hamdan Dagalo (Hemedti), jefe de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un cuerpo especial integrado por los janjawid, paramilitares de origen árabe ya tristemente famosos por el conflicto en Darfur.

Tras dos años de gobierno militar, la cohabitación entre al-Burhan y Hemedti se quiebra: el general no ve con buenos ojos el poder político-militar de RSF – tropas bien armadas y adiestradas, todas de etnia árabe – y quiere incorporarlas al ejército regular.

Esa propuesta es inaceptable para Hemedti, pues implicaría el fin de su poder, particularmente arraigado en Darfur, la zona más fértil y rica en minas de oro de Sudán.

El 15 de abril de 2023, en pleno Ramadán, estalla la guerra civil en Jartum.

No hay un frente, pues ambas fuerzas están desplegadas en todo el país. Comienza una guerra asimétrica, donde los equilibrios cambian rápidamente. La guerra estalla en las ciudades, los territorios urbanos se enfrentan calle por calle. La catástrofe para los civiles no tiene salida.

Clanes y familias se parten: de repente, el hermano puede ser enemigo, puede estar con RSF o con SAF. Miles mueren. La cuenta más cara la pagan las mujeres: el precio de la rebeldía es la violación en masa, la deportación, la esclavitud sexual.

En un latido, el poder ha borrado años de lucha.

Después de los primeros meses, aunque no hayan frentes fijos el mapa del paìs esta partido en dos: SAF – es decir, el Estado o lo que queda de él – pierde el control de Jartum y se establece en el oriente del país, moviendo la capital a Puerto Sudán, en el mar Rojo, único punto de entrada y salida del país tras la destrucción del aeropuerto de Jartum.

Aunque pierde la capital, SAF mantiene la supremacía aérea gracias al uso indiscriminado de drones que llegan del extranjero, principalmente de Turquía e Irán.

RSF se establece en Jartum y mantiene un control radical, sobre todo en Darfur, verdadero centro de su poder económico militar.

Por casi dos años no hay cambios significativos en la línea del frente, aunque SAF avanza lenta pero inexorablemente hacia Jartum, donde entrará en mayo de 2025.

La guerra no termina. RSF se retira a Darfur y crea un Estado paralelo, que amenaza con partir en dos a Sudán.

Hoy, 4 de septiembre de 2025, la guerra civil ha agotado los recursos humanos y económicos del país. Sudán sufre la peor carestía que la humanidad ha conocido desde las guerras mundiales. Una persona de cada cinco está desplazada, no posee nada más que lo que lleva puesto y no tiene dónde ir.

El precio de la comida rebasa los precios europeos. El fantasma del hambre está en la puerta.

Ambos bandos han cometido atrocidades innombrables: bombardeos de mercados y civiles, reclutamiento de niños soldados, saqueo y destrucción.

Es imposible contar cuántas mujeres han sido secuestradas, violadas, esclavizadas.

En las zonas occidentales del país, la violación se ha vuelto práctica común, en el intento de forzar la sustitución étnica.

As-ṣalātu khayrun min an-nawm.Rezar es mejor que dormir

Ṣalāt al-fajr: la oración del alba, primera de las cinco oraciones diarias prescritas. Se realiza poco antes del amanecer; es signo de vigilancia y devoción.

Puerto Sudán, una mañana de mayo, 4 a.m.

El llamado del muecín me despierta como siempre – pues supongo que para eso sirve. Suelo contestarle con un rencoroso “mierda”, pero hoy no.

Los drones han caído toda la noche sobre la ciudad, y me alegra escuchar su rezo. Sé que con el amanecer parará el bombardeo.

Otro día empieza, las columnas de humo son los únicos testigos de los drones.

En el desayuno, ninguno de mis colegas dice nada. Ya lo tenemos normalizado.

Los drones, la nueva arma de RSF, despegan desde Somaliland y llegan aquí, a Puerto Sudán, golpeando depósitos militares, instalaciones del gobierno, almacenes de gasolina, el aeropuerto.

De vez en cuando, la contraofensiva aérea de SAF acierta y se ve un estallido rojizo en el cielo nocturno.

Los drones de RSF, la defensa aérea de SAF.

No.

Los drones de Emiratos Arabes Unidos, la defensa aérea de Rusia y China.

¿Qué hay en Sudán más allá de polvo y desierto?

Sudán y la geopolítica del colapso

Colapso: Una disminución drástica de la población humana y/o de la complejidad política, económica y social, en una amplia región geográfica y durante un período prolongado.

Planeta Tierra, justo ahora

La guerra en Sudán no es un conflicto local. El desierto del Sahel y Sudán en particular se han convertido en un campo de batalla donde chocan intereses globales, una manifestación más de la guerra de desgaste integral que ya no se libra entre bloques ideológicos, sino entre corporaciones transnacionales, estados fallidos, milicias privadas y superpotencias en disputa por recursos y rutas.

Sudán es mucho más que arena. Bajo su superficie hay minas de oro controladas por grupos armados, tierras fértiles capaces de alimentar millones, yacimientos de uranio aún no explotados, y un acceso geoestratégico al Mar Rojo, por donde circula más del 12% del comercio marítimo global.

Quien controle Sudán, controla una porción del mundo que viene.

RSF recibe financiamiento directo de Emiratos Árabes Unidos, armas y drones a través de Somaliland, y apoyo logístico de redes transnacionales vinculadas al comercio ilegal de oro. SAF, por su parte, está respaldada por Rusia, que busca acceso al Mar Rojo para su flota militar.

Técnicos rusos asesoran la defensa aérea en Port Sudán, y aunque Wagner ya no existe oficialmente, sigue operando bajo otros nombres, con contratos mineros y presencia mercenaria. El 87% del armamento que utiliza SAF proviene de Rusia, lo que convierte al Kremlin en su principal proveedor de guerra.

Al interés de la industria de guerra se suma el valor de Sudán en cuanto nudo estratégico. China protege sus propios intereses logísticos: controla refinerías, participa en la extracción minera, desarrolla infraestructuras clave – como el ferrocarril, el puerto, las represas – y no quiere perder su inversión. Port Sudán y el Mar Rojo también le importan: un Sudán funcional es una pieza vital para el buen éxito de la Nueva Ruta de la Seda. China asesora la estabilidad de Sudán por puro cálculo comercial. Egipto, por otro lado, respalda a SAF por miedo: teme un Sudán roto y radicalizado. La presa del Nilo Azul está río abajo y El Cairo no puede arriesgarse a perder el agua que alimenta su subsistencia.

Lo que se libra en Sudán es una guerra por encargo, un despojo sin nombre oficial ni invasiones abiertas. Una guerra donde las grandes potencias externalizan la violencia: entrenan, financian, arman, saquean, y luego se retiran. La guerra civil en Sudán, como toda guerra, no es local. Es una más entre las muchas cabezas de la Hidra, otro despiadado intento de aplastar los pueblos, la memoria, la vida.

Aquí como allá, nos queda estar de pie.

Impedir que la memoria se pierda entre el viento y las arenas. Impedir que las mentiras oculten los rostros, las voces, los silencios y la verdad.

De aquí voy a empezar.

Renoize 2025, Narco-stato e fascismo criminale in Messico

Il testo che segue è l’intervento integrale del Nodo Solidale nel Festival Antifascista di Renoize 2025 (Roma), per il dibattito “Fascismi e Guerra Globale” di venerdì 5 settembre. Un’analisi di contesto e poi specifica sulla “governance criminale” che si perpetua anche sotto i governi progressisti, con numeri drammatici di vittime negli ultimi anni.

Ciao a tutt*, siamo qui a dare la nostra parola come collettivo internazionalista Nodo Solidale, un piccolo gruppo di militanti con un sogno rivoluzionario, piantato su due sponde dell’oceano, una in Messico e l’altra in Italia.

Partendo dalla nostra umile e specifica esperienza politica, speriamo di stimolare e nutrire il dibattito, necessario, che ci propone questa meravigliosa realtà che ringraziamo e di cui ci sentiamo parte. Perché Renoize è la memoria viva di Renato, idea e pratica mai sopita di antifascismo comunitario che ancora ci unisce in questa città sempre più delirante e difficile. Come molt* già sanno, per il nostro collettivo esserci oggi è una questione d’infinito, inesauribile, amore ribelle. 

Come bianchx europex che attraversano, vivono, amano e si riconoscono complici di quel Messico “dal basso”, ribelle e resistente, proveremo a tradurre in questo intervento ciò che osserviamo da circa vent’anni, citando talvolta i nostri stessi contributi su https://nodosolidale.noblogs.org

Il tema che ci convoca è la guerra contro l’umanità che stiamo vivendo. Ormai sappiamo che le guerre servono all’autocrazia mondiale – passatecelo come concetto critico e metaforico – per “distruggere e spopolare” per poi “riordinare e ripopolare i territori”, secondo gli interessi di un unico vincitore: il capitale. È questa la formula coniata dagli e dalle zapatiste dell’Esercito Zapatista di Liberazione Nazionale (EZLN) per leggere la “Quarta guerra mondiale”. “Quarta” perché durante quella che fu definita “Guerra fredda” si sono combattutte più di un centinaio di guerre in tutto il pianeta, insomma di freddo c’era poco… La guerra globale permanente che sta combattendo il capitale globale contro l’umanità. 

Il genocidio in Palestina preparato da anni di occupazione, assedi e attacchi sistematici al popolo palestinese, ne è tragicamente la dimostrazione più feroce e palese. “L’atto finale del colonialismo bianco”, così lo definisce il giornalista Bellingausen.

Come scrive Rita Laura Segato, ci sono massacri che non si limitano allo sterminio fisico: colpiscono la trama stessa del vivente. Non si uccidono soltanto corpi: si spezzano genealogie, si interrompono legami, si devastano comunità. È un femminicidio mondiale, dove ciò che è relazionale, ciò che custodisce e protegge la vita, viene ferito al cuore, proprio perché la vita è l’antitesi del capitalismo.

Accade oggi in molte parti del mondo quello che giustamente qui chiamate “regime di guerra”. E non si tratta soltanto del cosiddetto ‘modello Orbán’ delle destre: anche governi che si proclamano progressisti riproducono, con maschere nuove e un lessico più seducente per le masse, le stesse logiche di dominio e sfruttamento del capitale globale. In questo senso, il Messico e la guerra non dichiarata che vi si consuma, rappresentano oggi un laboratorio “anomalo” di potere e sfruttamento, un esempio drammatico che non possiamo ignorare e che vorremmo provare a inquadrare insieme.

LA QUARTA TRASFORMAZIONE

Citiamo ancora l’EZLN che, in uno dei suoi comunicati più recenti ha descritto il pianeta come un unico e grande latifondo: i padroni sono le grandi imprese multinazionali, mentre i governi non sono altro che i caporali che si alternano nella gestione tirannica del pezzo di proprietà loro assegnato. L’alternanza fra i diversi caporali è quella che chiamano democrazia. E  In quest’ ottica, l’arrivo di Morena (Movimiento de REgeneración Nacional) al governo non ha cambiato il sistema, ma soltanto chi lo amministra, il caporale, appunto.

In Messico, dopo due sconfitte elettorali, Andrés Manuel López Obrador decise di abbandonare il PRD e fondare appunto Morena, un nuovo movimento che si presentava come voce della sinistra popolare e alternativa al sistema dei partiti tradizionali: un partito costruito intorno alla sua figura, più che su un progetto collettivo. Nel 2018, al terzo tentativo, ha conquistato la presidenza con un consenso senza precedenti, presentandosi come paladino della “Quarta trasformazione” del Paese, dopo l’Indipendenza (1810-’21), la Riforma liberale (1867) e la Rivoluzione Messicana (1910-’17).

Al posto di una vera democratizzazione si è consolidato invece un potere personalista, con programmi sociali più utili al consenso che alla giustizia strutturale. La militarizzazione della sicurezza è proseguita, smentendo gli impegni iniziali, mentre le politiche economiche hanno favorito le pratiche estrattiviste. Nel 2024 Claudia Sheinbaum è diventata la prima donna presidenta del Messico, ma la sua elezione è stata solo un sigillo di continuità con il governo precedente.

Sul piano sociale, a livello micro-economico, si è tentata una ridistribuzione dei redditi, soprattutto nelle campagne e nelle zone più povere del Paese, attraverso numerosi programmi puramente assistenzialisti. Questi interventi, infatti, pur alleviando un po’ le difficoltà immediate di sopravvivenza, restano privi di una reale prospettiva di cambiamento strutturale delle vite, e spesso sono stati utilizzati in chiave controinsorgente: per cooptare, comprare le coscienze e indebolire le lotte sociali e i movimenti popolari, soprattutto quelli autonomi. 

A livello macro-economico, i governi progressisti di López Obrador e Claudia Sheinbaum hanno invece continuato e, in certi casi, approfondito il solco delle politiche neoliberali imposte dal Fondo Monetario Internazionale e da organismi finanziari continentali come il Banco de Desarrollo Interamericano. In questo contesto, il Messico si presenta come nuova potenza regionale “latina”, sia culturalmente che politicamente, ma il suo rapporto di sudditanza con gli Stati Uniti resta invariato: la dipendenza economica e politica limita le possibilità di indipendenza e di trasformazione reale, consolidando invece il modello di sviluppo orientato al mercato e alle élite transnazionali più che ai bisogni della popolazione. 

I MEGAPROGETTI E IL MODELLO ESTRATTIVISTA

Il progetto trentennale di riordino strutturale e geostrategico, noto come Plan Puebla-Panamá, ostacolato storicamente dalle resistenze locali, trova oggi nuova linfa con i governi progressisti messicani. In Messico l’estrattivismo resta il vero motore dell’economia, con i settori minerario, petrolifero e forestale che servono principalmente a garantire profitti alle grandi imprese, calpestando i diritti delle comunità locali. I governi recenti hanno puntato a rafforzare la Comisión Federal de Electricidad (CFE) come strumento di sovranità nazionale, ma al contempo hanno aperto sempre più spazi alle grandi imprese e investitori esteri, che continuano a esercitare un’influenza decisiva: el 2025 il governo di Sheinbaum vanta il record di investimenti stranieri: 36 miliardi di dollari. I progetti di energia rinnovabile, spesso promossi come sostenibili, convivono con centrali fossili e idroelettriche ad alto impatto sociale e ambientale, che espropriano terre e risorse delle comunità locali. Progetti energetici come la raffineria di Dos Bocas a Tabasco non mirano tanto allo sviluppo interno, quanto a fornire energia agli Stati Uniti, rafforzando un modello di subordinazione economica e geopolitica. 

Così sviluppo, estrattivismo e controllo politico si intrecciano, trasformando risorse naturali e territori in spazi di messa a valore, mentre le popolazioni locali pagano il prezzo ambientale e sociale. 

Progetti come il Tren Maya rappresentano uno specchietto per le allodole: presentati come iniziative di sviluppo turistico e valorizzazione culturale, dietro il marketing verde e sostenibile si nasconde un impatto ambientale e sociale devastanti. La costruzione della ferrovia attraversa ecosistemi fragili, distruggendo porzioni significative di selva maya e habitat naturali, mettendo a rischio specie animali e piante endemiche. Allo stesso tempo, le comunità indigene e rurali lungo il percorso subiscono espropri, pressione economica e marginalizzazione, senza ricevere veri benefici dal progetto. Su quei binari viaggiano soprattutto merci, mentre il turismo promesso risponde agli interessi delle grandi imprese e degli investitori, riducendo territori ricchi di biodiversità a semplici scenografie per flussi rapidi e superficiali. Così, il Tren Maya diventa un altro esempio di come il discorso di sviluppo sostenibile possa mascherare pratiche estrattiviste, neoliberali e di sfruttamento dei territori e delle popolazioni locali. 

Il Corredor Transístmico rappresenta uno dei progetti infrastrutturali più ambiziosi di questi governi progressisti. Attraversando l’istmo di Tehuantepec, collega l’Oceano Pacifico con l’Atlantico, posizionando il paese come alternativa commerciale strategica al canale di Panama. Il progetto integra porti, ferrovie, strade e zone industriali in un corridoio che trasforma radicalmente il territorio: vaste aree rurali e indigene sono espropriate, gli ecosistemi fragili vengono travolti dalla linea ferroviaria di altà velocità e il paesaggio naturale riscritto per accogliere infrastrutture logistiche e attività produttive intensive. Dal punto di vista logistico, il corridoio accelera in maniera vertiginosa i flussi di merci, materie prime e persino turisti, integrando il Messico in catene globali di commercio e consolidando la sua funzione di hub regionale a beneficio delle élite e del capitale internazionale. 

Non si tratta solo di Grandi Opere o Mega-progetti, ma di dispositivi geopolitici di controllo su territorio e popolazione. La trasformazione non è mai neutra: diventa accumulazione capitalistica e controllo sociale, mentre i benefici restano simbolici o concentrati in poche mani. I megaprogetti messicani mostrano così il volto reale di uno sviluppo estrattivista e politicizzato, dove tutto è subordinato a profitto e potere.

UNA IMMENSA FRONTIERA

Nella logica violenta del riordino territoriale rientra naturalmente anche la gestione delle frontiere. Il Messico, sotto la pressione costante degli Stati Uniti, continua, per esempio, ad applicare il Plan Frontera Sur, rilanciato e inasprito nel 2024 con nuovi fondi statunitensi, droni di sorveglianza e pattugliamenti congiunti. L’obiettivo dichiarato: contenere le migrazioni prima che arrivino al confine nordamericano. L’obbiettivo reale: esternalizzare il confine USA fino al Guatemala, trasformando tutto il Messico in una immensa zona di frontiera. Mentre il governo federale stringe accordi con Washington per contenere il flusso migratorio, intere regioni diventano zone cuscinetto, dove la migrazione è gestita come una minaccia militare invece che come una crisi umanitaria. Il dramma migrante in Messico, infatti, non è solo il risultato di rotte pericolose o confini militarizzati, ma è il frutto di un sistema che trasforma la mobilità umana in problema di sicurezza. La migrazione viene gestita come minaccia, mentre chi fugge da fame, violenza o disastri climatici si trova intrappolato tra politiche repressive, gruppi criminali e frontiere invisibili che segnano territori e corpi. Centri di detenzione, pattugliamenti, accordi internazionali con gli Stati Uniti e controllo tecnologico del territorio rendono ogni passo del cammino un percorso di costante rischio, mentre i diritti fondamentali vengono negati e la dignità calpestata. I dati ufficiali parlano di un flusso verso il nord di circa un milione e mezzo di migranti all’anno, ma solo nel 2024 questo governo di “sinistra” ha dichiarato di averne arrestati 925.000. Circa 9.000 le denuncie di migranti desaparecid@s, scomparsi, numero nettamente inferiore alla realtà, perché ovviamente è estremamente complicato per i familiari di un altro Paese realizzare la pratica della denuncia in Messico. 

La presenza dei cartelli del narcotraffico, poi, lungo le rotte migratorie di Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Tabasco, con percorsi secondari in Guerrero e Campeche, si intensifica sempre di più: sequestri per estorsione, stupri a fini di tratta e reclutamento forzato. Desaparecid*s in tutto il Paese. I migranti sono costretti a lavorare come sicari o come braccianti nei campi di oppiacei o nei laboratori di metanfetamina, mentre le donne sono trascinate nel girone infernale della prostituzione forzata e della tratta. La frontiera non è una linea: è una trappola, un labirinto di checkpoint, milizie, sequestri, fosse comuni e omertà che pervade il Paese. La migrazione diventa così un altro laboratorio di sfruttamento, esclusione e violenza, dove lo Stato, le mafie e gli interessi geopolitici definiscono chi usare, chi può sopravvivere, chi deve arretrare e chi scompare nell’oblio di rotte invisibili. 

Per anni la frontiera nord del Messico è stata il simbolo del dramma, con il muro che separava famiglie, sogni, vita e morte. Ma anche al sud la violenza era già presente e oggi si è moltiplicata, trasformando intere regioni in teatri di guerra silenziosa. Nord e Sud sono ormai scenari di un conflitto che colpisce migranti e comunità locali, lasciando dietro di sé terre devastate e vite spezzate: una narco-dittatura, feroce forma di fascismo criminale in America Latina.

NARCO-STATO: FRAMMENTARE, IMPAURIRE, SORVEGLIARE E PUNIRE.

Insomma, questa politica del riordino territoriale che “distrugge e spopola” per “ricostruire e ripopolare” che è tipica del capitalismo estrattivista globale, si innesta anche in Messico e lo fa su di un elemento nazionalista: l’uso della forza dello Stato non solo come strumento di controllo ma anche di gestione economica. Gli appalti per le grandi opere vengono assegnati alle imprese costruttrici tramite la SEDENA (Secretaría de Defensa Nacional, il ministero della Difesa) e custoditi dalle forze militari grazie a un decreto che definisce questi mega-progetti “territori di rilevanza strategica nazionale”.

Con gli ultimi due governi progressisti, l’Esercito messicano ha rafforzato il proprio peso politico, assumendo funzioni civili e di polizia, fino all’incorporazione nel 2024 della Guardia Nacional nella SEDENA. Ispirata al modello dei Carabinieri italiani, la Guardia è nata nel 2019 come corpo militarizzato alternativo alla corrotta Policia Federal. Oggi conta 130.000 agenti, assorbiti dalle Forze Armate e dispiegati in tutto il paese. In particolare, sono concentrati lungo la frontiera sud e in quei luoghi considerati strategici per l’economia nazionale, fungendo sia da barriera per respingere i migranti in arrivo dal Centroamerica, sia da protezione del capitale investito nelle grandi opere e nelle attività estrattiviste.  In definitiva, è una mercificazione capitalista dei territori, sostenuta e difesa dal braccio armato dello Stato: l’Esercito federale. Un’alleanza potente e spaventosa, soprattutto quando è risaputo – e dimostrato – che in Messico le forze armate sono complici e socie dei consorzi criminali, specialmente dello storico cartello di Sinaloa.

Al di là della rappresentazione simbolica che depoliticizza i “narcos” – o addirittura li rende accattivanti attraverso serie tv e film –, infatti, crediamo che il fenomeno vada letto come una forma di organizzazione specifica dell’economia capitalista neoliberale e globalizzata. Ci azzardiamo a dire che in molte parti del mondo l’economia criminale sta penetrando nelle relazioni economiche come un vero e proprio modo di produzione capitalista, un modo assolutamente violento, quindi “fascista” in senso ampio. Non è una peculiarità esclusiva del Messico o dell’America Latina, basti pensare alle mafie europee, come quella russa, alle organizzazioni camorristiche e ‘ndranghetiste in Italia capaci di muovere capitali globali, alle “scam cities” asiatiche, alle triadi cinesi, alla Yakuza giapponese o ai cartelli africani legati ai traffici di materie prime e migranti. 

Se il profitto economico è il principio cardine della politica contemporanea, il crimine organizzato è l’attore perfetto della distopia capitalista: si presenta come un imprenditore dotato di capitali inesauribili, capaci di scorrere dai mercati sommersi a quelli formali, contaminandoli. Le sue fonti di ricchezza sono le più estreme forme di mercificazione: i corpi (con il traffico di organi, la prostituzione, lo sfruttamento dei migranti), le armi, le droghe, e tutto ciò che può generare valore di scambio. La mano d’opera quasi schiavizzata, tra precarietà assoluta e negazione di ogni diritto lavorativo, permette inoltre l’immpennata della curva del plusvalore, accellerando l’accumulazione di ricchezza. Oltre a questa presenza attiva nel mercato, il crimine organizzato, che nei fatti si fa socio della classe politica che corrompe e protegge, rappresenta anche il “nemico perfetto” nel discorso pubblico dei governi perché si consolida come il pretesto inoppugnabile per incentivare le spese militari, estendere la militarizzazione, aumentare gli effettivi di polizia, affinare le forme di tecno-controllo sulla popolazione, che, di fronte alla reale e spietata violenza di questi consorzi mafiosi, spesso applaude addirittura le politiche securitarie e repressive.  Così che l’applauso del popolo e la narrativa delle istituzioni distolgono l’attenzione da un fatto socialmente comprovato: il crimine organizzato è parte viva e integrante tanto dell’apparato economico, amministrativo e repressivo come del suo tessuto sociale. È un elemento fondamentale e attivo dell’economia attuale di un Paese come il Messico, solo per rimanere nell’esempio di cui stiamo parlando. È una struttura fluida e diffusa che pervade imprese e istituzioni. 

Infine il crimine organizzato offre allo Stato la possibilità di una repressione in “outsorcing”: fuori dai corpi armati ufficiali del potere, le bande di criminali diventano, infatti, i mercenari e i paramilitari contemporanei che, mentre generano terrore nella popolazione per sottometterla alle proprie necessità economiche, eliminano selettivamente chiunque si opponga o denunci queste convivenze criminali. Giornalist*, compagn*, attivist* sociali, ambientalisti, madres buscadoras, leader indigeni o comunitari, vengono tutt* falciati dalle smitragliate dei “narcos” o fatti sparire, mentre i governi, anche quelli progressisti, se ne lavano le mani, giocando ad accusare la criminalità “narco” di questi tristi, interminabili e sempre impuniti delitti.

In Messico, questa guerra invisibile e “democratica” va avanti dal 2006, dalla cosiddetta “guerra al narco” di Felipe Calderón fino al 2025, ha già prodotto 532.609 morti, di cui almeno 250.000 sotto i governi progressisti di López Obrador e Sheinbaum. Parallelamente, 123.808 persone risultano desaparecidas (dato ufficiale al 13 marzo 2025), quasi 50.000 negli ultimi sei anni. La tragedia avviata dalle destre non si è fermata con il progressismo: si è moltiplicata. Tutti i governi, senza distinzione ideologica, hanno le mani sporche di sangue.

È da più di quindici anni che, come collettivo, ci uniamo a quella parte della società civile organizzata che denuncia questa guerra negata, manipolata o romanticizzata, per esempio, lo ripetiamo, nelle serie televisive dedicate al narco. Si tratta invece di una guerra e di un modello eminentemente capitalista, che accumula enormi ricchezze attraverso il traffico di merci, armi e corpi. Quelli dei migranti, delle donne e dei bambini rapiti, dei giovani attratti da offerte di lavoro ingannevoli e arruolati a forza. Corpi torturati, smembrati, sciolti nell’acido, ridotti a niente. È la fabbrica del terrore, la necro-produttività capitalista.

La repressione e il terrore, in questo contesto, non sono più diretti solo contro guerriglieri o attivisti, ma diventano una forma di governance flessibile e spietata: un dispositivo che disciplina territori e popolazioni, che difende il capitale e normalizza l’orrore. Questo meccanismo, oltre a reificare e mercificare tutto, persone, corpi, spazi e tempi di vita, ha anche un ruolo ideologico decisivo: depoliticizzare la lotta di classe, trasformare la resistenza in “criminalità”, oscurare il saccheggio dietro la retorica della sicurezza.

Si potrebbe pensare, ironicamente, che “almeno non piovono le bombe dal cielo”, che il Messico non sia come la Palestina, la Siria, il Kurdistan, il Sudan o l’Ucraina. Eppure il numero delle vittime è paragonabile, a volte persino superiore. Non è una guerra simmetrica tra eserciti, né la classica guerra asimmetrica tra Stato e nemico interno. 

Il Messico è quindi il laboratorio di una nuova forma di conflitto: una guerra di frammentazione territoriale. Le aree più colpite sono le periferie rurali e semi-rurali, ma anche città e metropoli subiscono gli effetti di questa guerra fatta di micro-conflitti ad altissima intensità di fuoco, disseminati e invisibili, che devastano la vita civile, condotta da una moltitudine di attori armati come cartelli, paramilitari, bande giovanili, forze speciali di polizia come i Pakales, esercito federale, Guardia Nacional e gruppi di autodifesa più o meno legittimi che si contendono territori e mercati. Ripetiamo: Stato e crimine non sono blocchi contrapposti e monolitici, ma componenti fluidi di un vasto mercato condiviso, dove politici, giudici, militari, narcos e imprenditori si intrecciano in una feroce lotta per risorse, corpi, territori e flussi economici.

In Chiapas, dove vari compagn* del nostro collettivo vivono, il sud profondo del Paese, la situazione è esplosiva. Si contano 15,000 “desplazados“, sfollati di intere comunità indigene e contadine costrette ad abbandonare le proprie terre a causa dell’intensificarsi dei conflitti armati, con il cartello di Sinaloa e Jalisco Nueva Generación che si intrecciano a forze di sicurezza e paramilitari. Solo in questi primi sei mesi del 2025 sono state scoperte 27 fosse comuni clandestine nella zona a ridosso la frontiera. In varie aree, lo Stato si ritira. In altre, convive o subappalta al crimine organizzato la gestione della res publica come l’elezione pilotata dei sindaci (o la loro soppressione), la riscossione delle “tasse” o il pizzo, la gestione delle licenze, l’imposizione di orari di coprifuoco. Altrove, lo Stato reprime. Sparizioni forzate, imboscate e sparatorie in pieno giorno, femminicidi come pratica sistematica, villaggi rasi al suolo e fosse comuni clandestine sono l’orrore quotidiano di questa guerra di frammentazione territoriale, dove ogni metro quadrato del Chiapas sembra ardere per un conflitto diverso, per il moltiplicarsi degli attori armati in gioco. E non si sa mai bene chi è stato, perché il nemico è ovunque, volutamente depoliticizzato, cangiante, feroce.

Resta dunque una domanda cruciale: Come ci si scontra con le mafie quando queste governano? Come ci si ribella a un nemico politicamente impalpabile? Non a un esercito in uniforme, ma a una moltitudine camaleontica di imprenditori della violenza, senza regole, senza etica, senza patto sociale. Contro chi dirigere la rabbia sociale? A chi chiedere giustizia? Questa è la potenza terribile del dispositivo: rendere la rivolta quasi impossibile. 

Eppure, nonostante tutto, comunità e movimenti continuano a resistere, a costruire autonomia, isole di speranza nel mare infuocato di questa guerra anomala. Nella selva del Chiapas, sulle coste del Pacifico, nelle periferie delle megalopoli, negli assolati deserti del nord decine di collettivi, organizzazioni popolari, comunità indigene costruiscono spazi di speranza, mantenendo la fiammella accesa in questa terribile oscurità… con il sogno di veder bruciare un giorno i palazzi del potere e costruire sulle loro macerie un mondo più umano. 

Rimandiamo alla mostra le resistenze messicane alla barbarie, visitatela.

Qué hacemos y cómo lo hacemos: nuestra ponencia en el Encuentro zapatista

Durante estas dos primeras dos semanas de agosto de 2025 se está llevando a cabo en territorio zapatista el Encuentro “Algunas partes del todo”, en donde el EZLN convoca a las organizaciones y colectivos de México y del mundo a compartir su construcción de la resistencia, su alternativa al monstruo capitalista. Un encuentro sobre las practicas necesarias para la destrucción de arriba para abajo de la pirámide capitalista. A seguir nuestra palabra, leída en el Semillero Comandanta Ramona el 9 de agosto de 2025.

La complicidad global: el latido de nuestra resistencia colectiva

Estimadxs compas, amigos y amigas rebeldes que nos escuchan, gracias por este tiempo y por su atención.

Somos el colectivo Nodo Solidale, en español Nodo Solidario. Somos un colectivo internacionalista con base en México y en Italia. Nos formamos en el 2007, tras conocer durante un largo viaje la rebeldía de la APPO en Oaxaca, de la Otra Campaña en Atenco y de las comunidades zapatista aquí en Chiapas. Desde ese entonces, tras adherirnos a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona e incorporarnos a la red de Europa Zapatista, hemos venido buscando la manera de tejer solidaridad entre las luchas autónomas en Italia y las luchas autónomas en México. Pero también de ir polinizando a ambas con el recuento, la amistad rebelde, el fuego de la resistencia de otras resistencias que desde siempre nos han inspirado tal como la de Palestina y Kurdistán, entre otras.

En nuestros 18 años de andar por las sendas del internacionalismo nos hemos hecho muchas preguntas sobre el sentido profundo de la solidaridad, la relación entre organizaciones, sobre los instrumentos más idóneos de ésta y el alcance de nuestra acción, sobre los límites de nuestras posibilidades y la inmensa magnitud de nuestros sueños. Por eso en esta compartición venimos a contarle algunas de nuestras formas de cómo hemos ido tejiendo rebeldías, pero también de las dudas, retos y problemas con que nos hemos topado.

También nos dimos cuenta que sólo “solidarizarse” con luchas más o menos lejanas no es suficiente, incluso puede ser algo muy “exótico”, un internacionalismo virtual que mucha izquierda hace, aplaudiendo rebeliones lejanas al tiempo que en su mero lugar no lucha o incluso se torna izquierda opresora, sobre todo cuando se vuelve izquierda de gobierno. En cambio, nosotrxs sentimos que lo que nos hermana, aunque en geografías muy lejanas, es la barricada, la revuelta, la fogata en el plantón, las artes insurrectas, la construcción de espacios de resistencia y casas comunitarias. Es decir, nos une el ardor en el gritar NO y el sudor en el construir el SÍ. A estos sentimientos políticos compartidos, le decimos complicidad global para subrayar que lo que nos convocan y une es este deseo transformador activo que, más allá de las diferencias culturales, geográficas e incluso ideológicas, nos hace cómplices, parientes en el asalto al cielo contra el enemigo común que es la Hidra Capitalista y su maldita pirámide.

Antes de pasar a analizar y compartir nuestras prácticas de solidaridad/complicidad cabe señalar que somos una pequeña organización de dos colectivos, dos “nodos”, como mencionamos, con compas viviendo y luchando tanto en Italia como en México, más o menos 20 personas activas. No tenemos muchos recursos y – por pobres y por elección políticas – contamos sólo con fondos recaudados en eventos solidarios y autogestivos que se realizan gracias al trabajo colectivo de quienes participan. Por un lado, eso nos hace económica y políticamente independientes de financiadores externos como partidos políticos, iglesias, empresas, fundaciones y ONGs, por otro lado, nuestra capacidad económica es limitada y nuestra acción choca constantemente con la falta de recursos. 

BRIGADAS 

La forma más recurrente y directa de solidaridad activa y de construcción de puentes entre luchas ha sido la organización de Brigadas Internacionalistas con compañerxs de diferentes partes de Italia y Europa, todxs ellxs cercanxs a nuestros espacios de lucha, que viajan a México para conocer, entender y compartir con las realidades de los movimientos sociales locales. Muchas veces hemos juntado jóvenes y no tan jóvenes en encuentros preliminares de formación sobre la realidad social y política en México, con especial atención a que lxs futuros brigadistas entiendan las diferencias culturales de los procesos de lucha en México, especialmente en las comunidades indígenas. Los encuentros de formación suelen ser dos, uno en Italia, previo a la salida y otro llegando a México.  

Las Brigadas incluyen casi siempre de tres a diez compañerxs y se arman alrededor de una tarea/trabajo/taller especifico que, realmente, es la herramienta con la cual entrar en contacto, colaborando en los hechos, con la organización o comunidad anfitriona. En el transcurso de los años hemos realizado brigadas alrededor de talleres de comunicación popular (formación en videos, documentales, fotografía, periodismo comunitario, transmisiones radio y serigrafía); talleres y brigadas de salud (formación de promotores, consultas generales, campañas de colposcopía y salud sexual y reproductiva, medicina táctica y primeros auxilios), muchas de ellas en colaboración con las compañeras de Brigada Callejera de la Ciudad de México; también hemos realizado brigadas para la construcción de hornos de ladrillo y para talleres de panadería, este proyecto, que duró muchos años, se llamaba “El Pan y las Rosas”, haciendo hincapié que un pan es mucho más que harina amasada con agua, sino una herramienta convival para promover el trabajo colectivo. 

Respecto a las Brigadas sentimos que su punto fuerte es la convivencia, pues la presencia física en las comunidades desencadena intercambios profundos, mucho más allá del taller que nos convoca. Comer y trabajar juntos, la convivialidad se vuelve la base de la hermandad, como dicen lxs compas kurdxs: nan û xwêdan, pan y sudor. O también “conspirar”, es decir, respirar juntxs, desde luego, hacernos cómplices, compañerxs pues. Por eso a veces decimos que la Brigada y la estancia con la organización/comunidad anfitriona rebasan políticamente, por la experiencia humana que implican, la misma razón de la visita y del taller que se realiza. También esta ha sido de las formas más efectivas de crear conexión y reforzar la confianza/alianza política con las organizaciones hermanas, sobre todo con la mencionada Brigada Callejera y los Panchos independientes en la Ciudad de México y con OIDHO y CODEDI en el estado de Oaxaca. Aunque se han realizado también brigadas en Guerrero, en Nuevo León, en Campeche, en Morelos y muchas más aquí, en territorio zapatista.

El punto débil de las Brigadas es que son efectivas en tiempos muy intensos pero cortos y son inevitablemente ocasionales, porque se pueden armar solo cuando coinciden los tiempos de lxs compañerxs visitantes con los de la comunidad que recibe, los cuales no suelen alinearse fácilmente. También en los talleres de formación, al ser esporádicos, no logran impactar profundamente y los promotores o lxs chicxs que reciben los talleres, al no poderlxs acompañar, suelen no dar continuidad a las tareas y trabajos encargados. De la misma forma las consultas de salud abren casos que requieren acompañamiento posterior que cuesta mucho trabajo hacerlo desde la distancia y, digamos, termina quedando “sobre los hombros” de la organización anfitriona.

MILITANCIA ACTIVA: MOVILIZACIONES Y TRABAJO COMUNITARIO TERRITORIAL

Como compañerxs del Nodo Solidale solemos definirnos “militantes por la vida”. Por un lado, porque enmarcamos nuestra lucha política adentro de la definición zapatista de la guerra del neoliberalismo contra la humanidad, es decir de la guerra del capitalismo contra la vida. Estamos así reiterando que nos plantamos en este lado de la barricada: el que crea, ama, comparte y se organiza contra quien roba, acecha y mata la alegría de vivir. Por otro lado, sabemos que cada quien defiende la vida desde su visión o ideología o compromiso ético: anarquistas, autónomos, feministas, comunistas, ecologistas, jóvenes y mayorcit@s, altas y chaparros, punks o cumbier@s, poco importa porque lo que nos importa son las ganas de cambiar el mundo, de mejorarnos como seres humanos y de hacerlo en este espacio de afinidad que es nuestro colectivo, en donde las diferencias – aun chocando – nos enriquecen. En el Nodo Solidale y más allá de él, promovemos la autonomía de acción con el fin de que cada quien también encuentre su lucha más cercana y en ella desenvuelva lo mejor de sus posibilidades. El colectivo así no es (y no quiere ser) una vanguardia sino un conjunto de “promotores de autonomía” en donde cada integrante busca inspiración y análisis en el colectivo para volver a su labor política y social especifica: de esta manera y en diferentes lugares, a partir del Nodo Solidale – pero desprendiéndose del mismo – lxs integrantes hemos participado y participamos en diferentes proyectos autónomos, enraizados en los territorios en donde vivimos. Nombramos algunos ejemplos: la Casa de Salud Comunitaria Yi’bel Ik’ (2016-2023) y el Gimnasio Autónomo Popular Barrio Bravo (actualmente activo) en Cuxtitali, un barrio periférico de San Cristóbal de Las Casas; en la misma ciudad también nació y trabaja como centro cultural la Librería La Cosecha y es activo el Comité Acción Palestina Chiapas; la cooperativa panadera Vendaval y la Verde Morada en la Ciudad de México; en su momento, Ecos Colectivo Autónomo de teatro en Guadalajara; las editoriales independientes Kairos en Italia y Tekio/Kairos en Chiapas; en años pasados en la Radio Ñomndaa “La Palabra del Agua” y la cooperativa Ljaa Xua, Flor de cacao, en Xochistlahuaca, Guerrero, la cooperativa editorial el Rebozo; al mismo tiempo que los centros sociales y las okupas en Roma (Italia) como el LOA Acrobax o la toma de viviendas del barrio obrero Il Quarticciolo; la Microstamperia en el mismo barrio… Y más y más, como varias investigaciones comprometidas con procesos hermanos, porque cada militante de nuestro colectivo viene de experiencias de lucha propias y vuelve a ellas enrequecidx de lo que se aprende en el caminar internacionalista del colectivo. Especificamente, la experiencia de las organizaciones y comunidades en resistencia en México aportan mucho y fluyen así hacia las luchas locales de otros lados del país o de Italia.

También consideramos fundamental, con esta participación activa en los procesos barriales y territoriales, actuar de manera directa para transformar nuestro entorno. Es justo este esfuerzo, esta activación física y concreta en la lucha local que agrega otro elemento vivencial, empírico y real a eso que seguimos llamando “complicidad global” que, desde luego, es justo lo contrario de aplaudir las luchas desde la lejanía y, a menudo, desde la comodidad de los escritorios y las academias. Esto significa que estamos involucradxs en la agenda política de nuestros movimientos sociales, por ejemplo, en la defensa del agua y de los bienes comunes de nuestras comunidades/barrios; en las movilizaciones feministas y en la creación de espacio de reflexión y acción contra el patriarcado; en la liberación de las presas y presos políticos, desde una perspectiva anticarcelaria; en la defensa de la salud y escuela públicas, con una perspectiva autónoma y comunitaria; en el ejercicio del derecho al territorio y libre determinación a través de la radio comunitaria, etc…

El talón de Aquiles de esta militancia de base es que, a veces, en lugar de sumar a un plan más amplio de lucha como la propuesta internacionalista que llevamos a los Encuentros como este, le resta tiempo y energía porque nos ancla y clava en la emergencia constante por la supervivencia y en los altibajos de la lucha local, todas bajo la presión brutal de la represión del Estado y de sus tentáculos armados como los grupos fascistas, paramilitares o narcos. También cabe mencionar que, en el caso de much@s de nostr@s que somos de origen italiano y vivimos y luchamos en México, nos complica bastante encontrar un lugar en la lucha local que no sobredetermine los modos, tiempos y costumbres de nuestros vecinos y vecinas. La güeridad en la militancia comunitaria nos genera muchas preguntas, inquietudes, dudas sobre las relaciones de poder que eso genera, la colonialidad interiorizada, la positividad o negatividad de nuestra exposición en las movilizaciones… Aun así, asumimos estas contradicciones y decidimos que no nos pueden paralizar sino preferimos, con nuestros defectos y dudas, salir a luchar codo a codo de la banda en la defensa de la vida, del territorio, de las mil y un formas colectivas de estar al mundo.

CONTAR LAS REBELDÍAS PARA SABOTEAR EL PODER

Otra herramienta que hemos privilegiado para la difusión de la lucha es crear y distribuir libros y folletos (y material gráfico) para abonar al pensamiento crítico, usando estos textos como un desarmador contra los complejos engranajes de la maquinaria capitalista. La narración y la reflexión, cuando parten y regresan a las luchas reales, nos permiten organizar las ideas y las experiencias, ponerlas en perspectivas y verlas, por así decir, en cámara lenta… y de ahí volverlas a usar para profundizar el cambio que tanto necesitamos. “Praxis, teoría, praxis” como nos enseñaron justo los y las zapatistas.

Los libros también se vuelven ocasión de tejer redes y recorrer los territorios con el pretexto de presentarlos. Decimos pretexto porque también en este caso el hecho de que la gente se junte, escuche de una lucha “otra”, organice un evento solidario e intercambie ideas para fortalecer sus resistencias es más importante que la presentación del libro mismo. Para nosotrxs la traducción y realización de libros, entre muchos, sobre la educación autónoma, la historia del EZLN, el feminismo comunitario, los versos de la guerrilla kurda o de la resistencia palestina, se han vuelto otro puente para conectarnos con otros colectivos, luchas territoriales, asociaciones de base, organizaciones populares y gente, al fin y al cabo, que como nosotrxs busca comprender la realidad para cambiarla. La venta de libros además nos ha servido como forma de generar pequeños fondos para los gastos del colectivo o para financiar campañas como, por ejemplo, la de “Un quirófano en la Selva”.

Más allá de la publicación de los libros y folletos, en los años también hemos creado material audio-visual así como transmisiones de radio, correspondencias con radios comunitarias y radios libres, breve documentales y podcast para denunciar en Italia la guerra en México y contar sus dignas resistencias y al mismo tiempo para narrar en México las resistencias y rebeldías de la otra Europa, la insumisa. Muchas veces en América Latina, sobre todo entre la gente no politizada, se ve al Occidente capitalista como una tierra de bienestar, poblada de ricos acomodados; nuestra tarea entonces también es deshacer esta narración que hace el capitalismo de sí mismo y mostrar las contradicciones que existen en el mal llamado Primer Mundo y las grietas que en él abrimos quienes luchamos contra este monstruo racista y depredador.

AUTO-ORGANIZACIÓN COMO FIN Y COMO MEDIO

Como ya mencionamos hacemos de la autogestión nuestra forma de financiación y de la auto-organización nuestra practica horizontal de trabajo y toma de decisiones. Estos principios son imprescindibles en nuestra pequeña organización y de hecho nuestro tejer internacionalista ha empezado en la búsqueda de otras organizaciones, movimientos con este mismo espíritu, con esta misma búsqueda de horizontalidad, esta voluntad intrínseca en la acción de no querer reproducir pirámides. No siempre lo logramos, es cierto, pero este es el camino a la horizontalidad entendida no como dogma sino como forma de organización no estatal de la comunidad humana, como ya ha ocurrido en otros momentos históricos y como deseamos vuelva a re-organizarse tras el colapso de la opresiva forma del Estado Nación.

Políticamente esto implica que el trabajo del colectivo se sustente en reuniones periódicas en donde la toma de decisiones es por consenso y las comisiones trabajen los temas específicos (por ejemplo, la organización y realización de un taller, una brigada, un evento); también implica que las compañeras, con momentos de mayor o menor oportunidad, mantengan y promuevan espacios de reunión separados de los varones; también nos mantiene distantes de toda forma de financiamiento que no sea el producto de actividades y eventos autogestivos realizados de manera no remunerada por lxs integrantes del colectivo o pequeños proyectos productivos (como la venta de nuestros libros o artesanías/playeras/etc); en fin también conlleva la necesidad de estar tejiendo redes y manteniendo alianzas, con equilibrio y paciencia, como la que nos une en lxs hermanxs de la Alianza Magonista Zapatista (AMZ) o con los diferentes colectivos de Europa Zapatista; todo eso se dice fácil pero cuesta trabajo, tanto para construir constantemente el consenso como para alcanzar las metas y objetivos que nos proponemos.

En este aspecto creemos que encontramos dos problemas principales: por la característica de tener dos nucleos en países diferentes es difícil mantener esta horizontalidad en todos los temas, hay bastantes problemas para una comunicación profunda; estamos solucionando esta parte tanto con la ayuda de la tecnología (para las reuniones intercontinentales en línea) como con la decisión de asignar mayor autonomía política a los dos nodos, para que tomen más peso la asambleas y los acuerdos locales. 

El otro gran desafío es mantener esta relación de horizontalidad con las demás organizaciones hermanas, especialmente cuando son organizaciones populares grandes o, incluso, organizaciones político-militares. ¿Puede un colectivo de pocos militantes hablar de par a par con una estructura política de masa? ¿Es justo? ¿Puede una organización de masa tener una actitud realmente horizontal al relacionarse con los pequeños colectivos? ¿Puede un colectivo de caxlanes, gente de ciudad, tener una relación pareja con los pueblos indígenas? Más allá de las palabras de-construidas y libertarias, ¿Cuántas pirámides tenemos interiorizadas?

Andamos entendiendo el cómo, empezando por nuestros propios límites e inspirándonos en Encuentros como este, entre tantos grupos iguales en sus diferencias, para ver cómo mejoramos como personas y como colectivo, cómo animarnos a construir en nuestros territorios una alternativa real, tal y como hacen a su manera los pueblos zapatistas, a pesar de que el capitalismo nos arrincona costantemente en la lucha por la sobrevivencia. Así, frente a la mentira individualista, el preso político kurdo Abdullah Öcalan y los pueblos zapatistas nos enseñan que “la humanidad comienza donde termina la competencia”. Nuestro cierre no es un final: es puño en alto y corazón extendido.

Muchas gracias.

Palabra del Nodo Solidale en el 28º Encuentro Nacional de la Red Mexicana del Trabajo Sexual

Primero que todo, desde el pequeño colectivo que somos, llamado Nodo Solidale, les queremos hacer llegar un abrazo inmenso lleno de cariño y respeto, por su pisada fuerte y valiente, llena de irreverencia transformadora, de pulsión de vida que nos empuja a seguir codo a codo con ustedes, organizando la solidaridad y  festejando la obstinada voluntad de seguir tejiéndose y tejiéndonos en este vigésimo octavo Encuentro Nacional de la Red Mexicana de Trabajo Sexual. 

Damos nuestra palabra respondiendo a sus preguntas generadoras:

¿Cuáles han sido sus retos en el tejido dentro de su organización para permear en los otros y las otras en el caminar de la construcción de ese otro mundo?

Aunque parezcan preguntas simples las que nos plantean nos abren un mar de dudas y cuestiones para la autoreflexión. Como colectivo internacionalista nuestra apuesta ha sido y sigue siendo el encuentro entre realidades que resisten a la embestida del capitalismo en sus diversas formas, tejiendo puentes entre resistencias que marcan y modelan estrategias para combatir las distintas cabezas de la hidra, cada vez más violenta, cada más afianzada en la guerra permanente contra los pueblos. Llevamos 18 años en este andar, marcado también por la potencia de la lucha persistente de Brigada Callejera que no ha parado de convocarnos a construir juntas, del Comandante Jaime Montejo que nos ha dado ejemplo de vida aun cuando todo parecía desvancerse, que nos han enseñado que desde los lugares más rotos podemos seguir floreciendo. Para nosostrxs conocer a las trabajadoras sexuales organizarse en la lucha ha sido tan esperanzador como ver a las zapatistas sublevarse en el rincón más olvidado de México o ver a las combatientes kurdas rescatar sus derechos en medio del desierto de la barbarie yihadista. 

Nuestras prácticas de aprendizaje con estos y más procesos de lucha autónomos  han ido tomando distintas formas en los años, tanto por nuestras experiencias personales y como por los contextos donde hemos decidido vivir. Hemos buscado tejer alianzas políticas a partir de la amistad rebelde, construyendo con brigadas, talleres e intercambios, un terreno común de confianza, más cercano a la práctica que a la teoría, aunque siempre en el marco de un pensamiento libertario, anti-racista, anti-capitalista y anti-patriarcal.

En San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, hemos emprendido la misión de montar, crear y mantener primero una Casa de Salud Comunitaria (2016-2023) y, desde hace 4 años, un gimnasio autónomo popular que funge como espacio de encuentro, lucha y reflexión desde el deporte, con jóvenes y adultxs, en un contexto d violencia, apostándole al cuidado comunitario en este territorio en donde vive la mayoría de la parte mexicana del colectivo.

En Italia, continuamos con la gestión y formación de compañeras y compañeros médicos y personal sanitario que desde el intercambio de saberes pueda continuar y fortalecer enlaces entre Italia y México. La mayoría de ellos y ellas pasan por el aprendizaje de Brigada Callejera, un punto de referencia en la salud autónoma urbana, una montaña de experiencia y saberes por compartir para la banda que llega.

Desde la trinchera editorial, decidimos seguir generando textos, libros, memorias, poemas, gráfica que en su fuerza narrativa puedan mostrar un cachito de lo que en estas tierras rebeldes se trabaja en la educación, la salud, la resistencia de los pueblos, barrios y ciudades para entablar diálogos sobre las distintas y similares formas organizativas de los dos lados del charco. Lo hacemos porque pensamos que difusión del pensamiento crítico es el mejor abono natural en la tierra de la rebeldía y la memoria insurrecta.

En fin seguimos a pesar de todo construyendo de a poquito eso que nos gusta llamar la complicidad global, una forma de estar en las mismas trincheras aún lejos, siempre guiados por la pauta precisa y constante de que la solidaridad es la ternura de los pueblos y que sólo reconociéndonos en las diferencias y las semejanzas, que a veces son más de las que podemos ver de inmediato, logramos imaginarnos un mundo donde quepan muchos mundos.

¿Cómo nos miran a las trabajadoras sexuales?

Con su pregunta de cómo las vemos se nos apretuja la corazona. Para nosotras, nosotros existe un antes y después de ustedes. Ustedes nos han enseñado a verlas, nos han abierto los ojos a la resistencia y la fuerza que conlleva su trabajo, han marcado nuestro camino como referente. Algunos y algunas de nosotros, al llegar a México, traían una visión abolicionista muy ideológica, una especie de visión deterministica en donde el trabajo sexual iba a extinguirse cuando se hubieran borrado las condiciones materiales que lo creaban y sólo así se liberarían las “pobres mujeres explotadas”. Pero la lucha de ustedes nos enseñó que la realidad es mucho más compleja y que la dignificación del trabajo sexual es una lucha de día a día que no va a estar esperando a dizques profetas de la liberación, sino se libera del brutal lastre de la trata y de todas las otras formas de explotación en el proceso real, cotidiano, de organización y, desde luego, de modificación de las relaciones de fuerzas ante los aparatos estatales, criminales y patriarcales.

También hay otra mirada que tenemos hacia ustedes y es una mirada repleta de respeto amoroso y combativo. La misma mirada que le tenemos a las mujeres palestinas, por ejemplo. Una llena de admiración para quien mantiene encendida la que las zapatistas nombran como la “llamita de la esperanza”, en la plena obscuridad de un mundo en colapso.

Porque trabajar de noche en urbes pobladas de violencia a todos los niveles y resistir a los hoteleros, las madrotas y padrotes, la policía, a la violencia institucional que busca negar e ilegalizar su trabajo, a un entero sistema que ve el cuerpo de las mujeres solo como territorio de conquista, el contraponerse a un discurso abolicionista, es una muestra de valentía, de saber confrontar los distintos desafíos que las metrópolis imponen, de organizarse ante la precariedad de este mundo que nos busca separadas, solas y por ende indefensas. Nos han enseñado a ver lo falsa de la lógica victimista con la cual se busca nulificar su trabajo. 

Por todo eso, junto a ustedes gritamos, en un eco que retumbe en varios rincones del mundo:

¡Basta al cobro de piso!

¡Basta de discriminación!

¡Basta de violencia institucional!

¡Trabajo sexual es trabajo!

“Por un mundo a la altura de nuestro sueños”

Con inmenso cariño, el colectivo Nodo Solidale, de Italia y México 

Che ci fanno dei soldati israeliani nelle scuole del Chiapas?

Pubblichiamo in italiano un reportage del giornalista indipendente Témoris Grecko realizzato a partire da una denuncia del Comité Acción Palestina Chiapas di San Cristóbal de Las Casas riguardo la presenza di veterani di guerra israeliani nelle scuole elementari del Chiapas. Questi giovani (tutti ex soldati) entrano nelle scuole pubbliche locali attraverso una associazione di “volontari” chiamata in inglese “Heroes for life” e più esplicitamente in ebraico “Combattenti senza frontiere” con il fine dichiarato di “dare un’altra immagine al mondo delle IDF”. La loro presenza, intercettata, denunciata e respinta dai collettivi e dal sindacato dei maestri (CNTE) di San Cristóbal, è inquietante e apre a molte altre domande: “In quanti posti sono andati questi finti volontari a fare propaganda sionista prima di essere scoperti e denunciati in Chiapas?”; “Che ci fanno realmente in Messico (e in altre parti del mondo) questi soldati vincolati alle forze speciali?”; “Il governo messicano è informato e quindi complice delle infiltrazioni di quest’associazione?”

La traduzione di questo reportage di Témoris Grecko (con la collaborazione di Leonardo Toledo) è un contributo al lavoro di contro-inchiesta dei compagni e delle compagne dei collettivi locali in appoggio alla resistenza palestinese e una denuncia dei lunghi tentacoli del sionismo in tutto il mondo.

Veterani di guerra israeliani, in Messico e in paesi dell’America, Asia e Africa, usano bambini in situazione di vulnerabilità per fare propaganda sionista.

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La storia è molto bella, dal punto di vista dei loro simpatizzanti. Dopo aver abbandonato la vita militare e fatto ritorno a quella civile, Gili Cohen, Yair Attias e Boaz Malkieli, tre amici poco più che ventenni, si rendono conto che i poveri del Terzo Mondo affrontano problemi molto gravi, e che migliaia di loro connazionali stanno viaggiando in quei paesi e potrebbero darsi da fare per aiutarli. Per questo motivo, nel 2013 decidono di creare un’associazione umanitaria, che chiamano in inglese “Heroes for Life” (“Eroi per la Vita”), la quale canalizza i vacanzieri come volontari verso scuole in una ventina di paesi, dalla Thailandia al Guatemala, per insegnare ai bambini a parlare inglese e istruirli in materie come scienze, musica, igiene personale e tecniche di combattimento Krav Magá.

In Messico, ad esempio, iniziano ad operare nel 2017, con il sostegno finanziario e logistico dell’impresa di sicurezza Maguén Group (il cui direttore esecutivo, Zvi Michaeli, è membro del consiglio di “Heroes for Life”) e del governo israeliano, in collaborazione con il municipio Miguel Hidalgo di Città del Messico (il consigliere del PAN, Raúl Paredes, li ha descritti, in una delle loro attività del 2023, come “giovani molto entusiasti, con un grande cuore e un profondo desiderio di aiutare bambine e bambini nei quartieri vulnerabili”).

Ora, nel maggio 2025, oltre che a Città del Messico, operano anche nelle scuole elementari della colonia 31 de Marzo, nella città di San Cristóbal de las Casas, nello stato meridionale del Chiapas (la prima denuncia è stata lanciata da Acción Palestina Chiapas).

«Questo è un progetto con il potenziale di trasformare Israele in un impero dell’aiuto umanitario, senza spendere neanche uno shekel (la moneta israeliana)», ha dichiarato a Esti Pelet, del portale messicano Enlace Judío, il leader dei fondatori, il capitano (della riserva) Gili Cohen, il quale ha espresso il proprio fastidio per il fatto che Israele compaia, insieme a Iran e Pakistan, nella lista dei paesi con l’impatto più negativo al mondo, secondo la BBC.

«Lottiamo per una buona reputazione del nostro paese», ha continuato. «Io ho servito nell’esercito israeliano per otto anni e ho visto che i nostri soldati sono i più morali del mondo. Voglio che questi giovani mostrino al mondo il loro vero volto. Quei ragazzi che lavorano come volontari in un orfanotrofio in India sono gli stessi combattenti che vengono condannati nel mondo».

Guerrieri Senza Confini

L’altra storia è quella che non viene raccontata. È probabile che buona parte di chi sta leggendo questo reportage abbia visto una o più stagioni della serie Fauda, che tratta di un’unità militare mista’arvim (in ebraico: מסתערבים, “arabizzati”) specializzata nell’infiltrarsi in aree urbane palestinesi, mascherando i propri soldati da civili palestinesi. Utilizzano veicoli civili modificati e padroneggiano la lingua araba per confondersi con la popolazione locale mentre svolgono missioni ad alto rischio in Cisgiordania, come sequestri e omicidi. La crudele strage di presunti “colpevoli” e di innocenti, come danni collaterali, è la costante sullo schermo.

I creatori di Fauda, Lior Raz e Avi Issacharoff, sono esperti in materia perché hanno fatto parte essi stessi della più famosa unità mista’arvim, la brigata Duvdevan.

Anche i tre amici poco più che ventenni che vogliono aiutare i bambini poveri del Terzo Mondo hanno fatto parte di questa esperienza. Lì sono diventati commilitoni. Non solo per svolgere il servizio militare: il capitano Gili Cohen ha dedicato otto anni della sua giovinezza a travestirsi da palestinese per ucciderli.

Convinti che Israele stia facendo le cose nel modo migliore, perché il proprio esercito è, come dice il primo ministro Netanyahu, “l’esercito più morale del mondo”, arrivano al punto che le “delegazioni” dei loro “Eroi per la Vita” vengono battezzate con i nomi di soldati morti in combattimento mentre distruggevano Gaza, in diverse guerre.

Prima nell’operazione Margine Protettivo del 2014, in cui sono state uccise 2.251 persone, tra cui 551 bambini e 299 donne; e più di 11.000 feriti (dal lato israeliano, sono morti 66 soldati e cinque civili, incluso un bambino).

E ora, nell’operazione Spade di Ferro, che è in corso con un genocidio: la missione in Chiapas si chiama Yotam Ben Best, che ha fatto parte anch’egli della brigata Duvdevan e, quando è morto in combattimento con miliziani palestinesi il 7 ottobre 2023, era comandante dell’“unità fantasma” delle operazioni speciali.

Per questo hanno nominato presidente del consiglio della loro organizzazione il generale Elyezer Shkedi, noto per l’abbattimento di due aerei durante l’invasione israeliana del Libano. Da qui deriva anche il vero nome del gruppo, in ebraico, לוחמים ללא גבולות, che significa “Guerrieri senza Confini”.

Quando si sono resi conto che in alcuni paesi non era ben visto l’arrivo di soldati israeliani che avevano ucciso palestinesi, presentandosi come guerrieri senza confini, hanno iniziato a cambiare nome nelle altre lingue. Nel 2016, Enlace Judío spiega che in inglese preferivano chiamarsi “Lottatori per la Vita”. Ma poiché nemmeno questo ha funzionato, hanno adottato il nome attuale, sempre in inglese: “Heroes for Life” ovvero eroi per la vita.

Un programma di hasbarà “molto redditizio”

A 18 anni, i giovani israeliani iniziano il servizio militare obbligatorio, durante il quale l’esercito prende il controllo delle loro vite per 36 mesi gli uomini, o 24 le donne. Questo include, in molti casi, operazioni di combattimento in cui maltrattano, feriscono o uccidono palestinesi, inclusi bambini e donne. Durante questo periodo, ricevono uno stipendio mensile di circa 200 dollari e benefici come sconti sui trasporti pubblici, spettacoli e altri servizi. Al termine, ricevono un’indennità economica nota come “sussidio di liberazione”, il cui ammontare varia in base alla durata del servizio, al tipo di ruolo svolto (per esempio, i combattenti ricevono un po’ di più) e ad altri fattori, ma solitamente è di diverse migliaia di shekel (equivalente a centinaia o migliaia di dollari). Con questa somma, più i risparmi accumulati, possono intraprendere il tradizionale tiyul shelach (viaggio dopo il servizio militare).

Ogni anno, circa 40.000 veterani di guerra israeliani partono per viaggiare in America Latina, Africa e Asia. Questa è la dimensione potenziale della forza di hasbarà (propaganda pro-Israele) individuata dal capitano Gili Cohen.

«L’idea era di utilizzare i backpackers come infrastruttura necessaria per svolgere lavoro umanitario “blu e bianco” mostrando al mondo il vero Israele», ha detto a Enlace Judío. «Volevamo creare un dibattito diverso su Israele. Volevamo fare una buona opera ebraica, e allo stesso tempo fare hasbarà per il paese, ma in modo diverso».

Attraverso i social media, annunciano i loro progetti, che possono svolgersi in popolazioni di Etiopia, India o Argentina, per formare un “gruppo che si offre come volontario in uno dei quartieri più degradati della città, generalmente nelle scuole dove insegnano di tutto”.

“Uno degli aspetti unici del programma è che è così redditizio”, sottolinea Enlace Judío. “Dato che fa parte del viaggio dei giovani all’estero, in nessun caso è necessario acquistare loro i biglietti aerei”. L’organizzazione “deve solo fornire loro alloggio e cibo per due settimane e mezza. Di conseguenza, con appena 11.000 dollari possono inviare una delegazione di circa 35 giovani israeliani altamente motivati a lavorare nei quartieri poveri di Mumbai”.

“La direzione della scuola, gli insegnanti, i genitori e i bambini sono molto consapevoli che i volontari sono israeliani, perché portano una bandiera israeliana sulla manica della camicia e, sulla schiena, il nome di un soldato caduto nell’operazione Margine Protettivo, che dà il nome alla loro delegazione”.

Tra le motivazioni dei volontari — ha aggiunto il portale di notizie — c’è il fatto che sono “soldati appena congedati che hanno visto la natura etica delle FDI (l’esercito israeliano), a differenza di quanto spesso viene presentato dai media internazionali, e vogliono mostrare al mondo un altro volto dei soldati delle FDI”.

Con questo modello così redditizio sia dal punto di vista economico che politico, aspirano a crescere: attualmente inviano 16 delegazioni all’anno, ma “entro la fine del 2030 l’organizzazione invierà 30 missioni umanitarie a 30 paesi in via di sviluppo ogni anno”, perciò, dicono sul loro sito web, “sarà conosciuta da tutti i veterani delle Forze di Difesa Israeliane (FDI) e posizionerà Israele come leader mondiale nell’aiuto umanitario. Come parte dell’organizzazione degli ex membri dell’associazione, migliaia di laureati saranno reclutati”.

Resistenza contro il saccheggio a Oaxaca

Di Fredy García e Kino Balu.


Il 7 giugno 2025, sotto il sole di Playa Salchi, un uomo cammina con il figlio verso il suo terreno. Di fronte alla prima staccionata, un bossolo di fucile brilla come un avvertimento silenzioso. «Che significa? Non mi minacceranno”, dichiara con voce ferma. Questo momento, immortalato durante il Forum per la difesa del territorio e dei diritti agrari a Cuatunalco, Oaxaca, riassume decenni di resistenza contro un sistema che trasforma la vita in merce e i territori sacri in bottino per il turismo d’élite.

Il forum ha riunito quattordici organizzazioni sociali giunte a Playa Salchi non per lamentarsi, ma per dichiarare guerra a un modello che spolia, criminalizza e uccide. La loro dichiarazione politica attraversa la retorica ufficiale come un bisturi: denuncia l’avanzata di progetti turistici e immobiliari che operano sotto la copertura dello “sviluppo”, mentre
chiede giustizia per le vittime del “Cartello della Spoliazione”, quella sinistra alleanza tra politici come Alejandro Aviléz Álvarez, Orlando Acevedo, Jesús Reyes e Alfonso Esparza che usa la violenza come strumento di accumulazione primitiva.


La matematica del saccheggio

Il saccheggio ha una storia e cifre precise. Nel 1972, i terreni di El Coyul furono acquistati per 20 mila pesos, con ogni membro della comunità che contribuì con 5 pesos della propria misera economia. Oggi, la speculazione le valuta 230 miliardi di pesos. “Abbiamo fatto un
calcolo matematico… perché non abbiamo mai chiesto il valore attuale della terra, cioè quanto il mercato ha speculato su questi territori”, spiega una testimonianza che smonta l’innocenza di questa inflazione. Non è un caso; è il motore di un capitalismo estrattivo che, come sottolinea Laura Rojas, “determina tutto, comanda tutto, struttura tutto, il denaro, tutto è mercificato, la vita è mercificata, la nostra energia, la nostra forza lavoro”.

I programmi governativi non sono politiche pubbliche, sono strumenti di spoliazione legale che facilitano la conversione delle terre comunali in proprietà privata. Sotto queste sigle burocratiche si nasconde la privatizzazione sistematica di territori che sono stati curati dai contadini per generazioni. Il caso della Sociedad Agrícola Ganadera El Coyul illustra questa violenza istituzionale: 21 dei suoi membri sono perseguiti dalla giustizia per aver difeso ciò che appartiene loro.

Dagli anni Settanta, Oaxaca è diventata un campo di battaglia. Secondo Abraham Ramírez del Comitato per la difesa dei diritti indigeni (CODEDI), politici legati a Morena utilizzano “scagnozzi” e gruppi di mercenari per destabilizzare le comunità che si rifiutano di cedere i
loro territori. “In questo luogo, anni fa, hanno ucciso il nostro compagno Abraham Hernández… è stato portato via da persone armate vestite da militari e poche ore dopo lo abbiamo trovato giustiziato”, racconta una testimonianza che rivela la collusione tra Stato e criminalità organizzata. L’omicidio impunito di Abraham Hernández González, difensore di Salchi, non è un fatto isolato, ma fa parte di un modus operandi così come per i tre attivisti del CODEDI uccisi a Miahuatlán nel 2018.


La trappola verde della “conservazione”

L’ironia più brutale della spoliazione contemporanea risiede nel suo travestimento ecologico. La dichiarazione di “santuari” come quello delle tartarughe a Morro Ayuta viene utilizzata per giustificare espropriazioni. “Questa zona del Coyul è stata dichiarata santuario delle tartarughe lo scorso anno… vogliono dichiararla area naturale protetta a livello federale”, avverte un difensore. Lo Stato trasforma la conservazione in un pretesto per la spoliazione, mentre imprenditori internazionali – dagli sceicchi arabi che acquistano le coste alle catene alberghiere – approfittano di queste “aree protette” per i loro progetti di lusso.

I trattati internazionali come la Convenzione 169 dell’OIL, che riconosce i diritti degli indigeni, vengono traditi dagli stessi Stati che li hanno firmati. Laura Rojas lo sottolinea con precisione chirurgica: “Sono gli Stati che ci stanno spoliando… sono loro che creano il meccanismo (di consultazione). In Guatemala, gli accordi di pace dopo trentasei anni di
conflitto armato si sono dissolti in un referendum manipolato. La Banca Mondiale chiede 403 milioni di dollari a un Paese in cui metà dei bambini soffre di malnutrizione per aver resistito a progetti di estrazione mineraria”.

Il caso di Oralia Ramírez Chávez mette a nudo la meccanica quotidiana di questa violenza. «Circa due anni fa è arrivato un certo Israel Carreño Morales per privarci delle nostre terre… ci ha denunciati accusandoci di sequestro, espropriazione e tentato omicidio». La familia di Oralia, che si è presa cura della terra per quattro decenni, si trova ad affrontare uno sconosciuto che arriva con “atti di proprietà” falsi e uomini armati per vendere lotti a stranieri. Questo copione si ripete da Tonameca al Chiapas, da Santa María Huatulco a San Pedro Huamelula, dove la persecuzione giudiziaria contro i difensori è orchestrata da imprenditori e autorità giudiziarie complici.


Tagliare le arterie del mostro

Il sistema estrattivo è un colosso, ma non è invincibile. Laura Rojas propone una metafora chirurgica che chiarisce la strategia: «Immaginate l’arteria che porta tutto il sangue al cervello: tagliamo quell’arteria al mostro e lui cade a terra». I gasdotti, le mega autostrade e le linee ad alta tensione sono le arterie dell’estrattivismo. Senza di esse, i progetti alberghieri, minerari e delle monocolture collassano.

Le organizzazioni riunite a Salchi comprendono questa anatomia del potere. Le loro richieste non si limitano alle denunce, ma includono azioni concrete come il boicottaggio delle banche e delle società che finanziano lo spoliazione. “Continuiamo a mettere i nostri soldi nelle loro banche, a comprare i loro prodotti”, critica Laura Rojas. Rompere questa
dipendenza economica fa parte di una strategia più ampia che include l’occupazione dei territori, la chiusura dei progetti illegali e la pressione diretta su istituzioni come Profepa e Semarnat.

Il discorso ufficiale che promette consultazioni e diritti è una farsa progettata per logorare, non per proteggere. “Si impara fin da piccoli a lottare per difendere ciò che ci dà identità… per questo è molto importante lottare per questo, anche a costo di dare la vita, se
necessario”, afferma Abraham Ramírez. La resistenza non può aspettare tribunali che impiegano vent’anni per decidere, mentre le ruspe avanzano ogni giorno.


La Terra come identità

«Siamo disposti a difendere i nostri territori con la vita stessa, se necessario». Per le comunità riunite nel forum, la terra non è solo suolo; è la radice dell’identità, il sostentamento della cultura, la base dell’autonomia. La loro dichiarazione politica trascende il locale ed esprime solidarietà con le lotte globali, compresa quella del popolo palestinese, riconoscendo che la spoliazione opera con la stessa logica coloniale a diverse latitudini.

“Siamo un’organizzazione grande, forte, potente, dove ognuno dimostra la propria dignità, il proprio coraggio”, dichiara un difensore. Questa unità non è retorica, è la forza materiale che permette di resistere al “Cartello della Spoliazione” e ai suoi metodi di intimidazione.

Le quattordici organizzazioni firmatarie, tra cui Codepo, CODEDI e l’Assemblea dei Popoli dell’Istmo, non si limitano a denunciare, ma propongono anche delle soluzioni. Il loro appello al Encuentro Nacional contra la Gentrificación (Incontro nazionale contro la gentrificazione), previsto per luglio 2025 a Oaxaca, mira a coordinare una resistenza
collettiva che trascenda i confini municipali e statali. Comprendono che la difesa del territorio richiede strategie che operino su più livelli, dalla disobbedienza civile locale all’articolazione internazionale.


Verso la sovranità territoriale

Il forum di Salchi non è stato un lamento di vittime, ma una dichiarazione di guerra contro un sistema che trasforma territori sacri in merci per il turismo d’élite. I partecipanti comprendono di trovarsi di fronte a «forze e poteri oscuri a livello nazionale e internazionale», ma sanno anche che «loro sono pochi, noi siamo migliaia».

La vittoria non sta nel negoziare con i burattini del capitalismo estrattivo, ma nel costruire la sovranità territoriale attraverso l’organizzazione autonoma, la disobbedienza strategica e l’indipendenza economica. Finché le comunità continueranno a proclamare “Le spiagge sono dei popoli! La terra non si vende, si difende!”, il battito della resistenza continuerà a scorrere nelle vene di questi territori.

Il bossolo trovato da quel padre accanto al figlio non ha raggiunto il suo scopo intimidatorio. Al contrario, è diventato il simbolo di una resistenza che non accetta minacce, che non negozia l’identità e che comprende che la difesa della terra è la difesa della vita stessa. A Playa Salchi, sotto il sole implacabile di giugno, è rinata ancora una volta la certezza che i popoli non si arrendono quando difendono ciò che dà loro senso: il
loro territorio, la loro cultura, il loro diritto a esistere.

2025. Los Angeles. California.

Il 6 giugno, agenti dell’ICE hanno condotto blitz in vari punti della città: Fashion District, Home Depot e una grossa azienda tessile. Oltre cento arresti.

Le strade hanno risposto: molotov, blocchi di cemento, barricate e auto in fiamme. I manifestantihanno resistito con determinazione, trasformando la città in un campo di battaglia contro la violenza
istituzionale. La risposta della polizia è stata brutale: gas lacrimogeni, flash-bang, proiettili di gomma e granate stordenti. Ventisette persone arrestate, almeno tre manifestanti feriti, sei agenti colpiti e due giornalisti centrati da proiettili “non letali” mentre documentavano i fatti.

È l’urlo collettivo di chi non può più accettare le retate dell’ICE e le politiche razziste dell’amministrazione Trump. È un punto di svolta nella resistenza contro l’apparato repressivo statunitense: una mobilitazione che brucia di coraggio, dolore e dignità.

La risposta federale arriva il 7 giugno. Trump firma un ordine senza precedenti: la mobilitazione della Guardia Nazionale sotto il Titolo 10 del Codice degli Stati Uniti, (U.S. Code) che regola le forze armate. Quando la Guardia Nazionale viene mobilitata sotto Titolo 10, significa cha agisce sotto il controllo federale diretto, cioè del Presidente degli Stati Uniti, non più sotto il comando del governatore dello stato, può essere impiegata come forza militare federale attiva, proprio come l’esercito regolare. Circa 2.000 tra militari e forze federali vengono dispiegati nelle strade di Los Angeles, a difesa dei centri ICE e degli edifici federali. Un atto gravissimo, che non si vedeva dal 1965 senza il consenso dello Stato interessato. Il governatore Gavin Newsom ha denunciato con forza l’iniziativa: «Una violazione della sovranità statale e una provocazione deliberata». Ha già annunciato una causa legale contro Washington.

Tra fiamme, barricate e fumo lacrimogeno, un’immagine è diventata simbolo virale: un manifestante a volto coperto, in sella a una moto, che sventola con fierezza la bandiera messicana davanti a un’auto in
fiamme, diventato emblema virale di un conflitto sociale destinato a incendiare i cuori .

Questa non è una protesta pacata, né uno sciopero simbolico. È l’ennesima rivolta popolare, reale, viscerale. Contro la deportazione di massa. Contro lo smantellamento sistematico dei diritti. Contro un
potere autoritario che usa gli eserciti per proteggere una società basata sull’esclusione, sulla discriminazione, su un “noi” bianco e privilegiato contro un “loro” criminalizzato e perseguitato.


Le leggi migratorie reintrodotte e rafforzate dall’amministrazione Trump nel suo secondo mandato hanno segnato un ulteriore passo verso la criminalizzazione della mobilità umana. Il ripristino della politica “Remain in Mexico”, l’espansione dei poteri di detenzione per l’ICE e le deportazioni accelerate hanno trasformato il confine in un territorio militarizzato e letale. Le nuove restrizioni colpiscono anche chi è già radicato nel paese da anni, spezzando famiglie, distruggendo comunità, alimentando una paura quotidiana che diventa sistema di controllo.

In queste strade non ardono solo automobili: bruciano vite, speranze, e dignità. Dalle ceneri, come sempre, si leva una forza collettiva che rifiuta di chinare il capo.

Una dignità messicana e chicana che si ribella, che non è solo migrante ma parte viva e inscindibile di questi Stati Uniti. Una voce che reclama rispetto, giustizia, libertà di movimento e di identità. Pronta a difendere con forza la propria storia, le radici profonde di una cultura che resiste, e un futuro fatto di dignità e speranza che nessuna frontiera potrà mai soffocare. Nelle strade a gridare “Fuck ICE” non ci sono solo gli/le indocumentati o la furia dei giovani chicanos; gruppi di vicini, studenti universitari, collettivi antifascisti, sindacati di base, indigeni delle riserve, uomini e donne di Los Angeles, con il cuore empatico e solidario, che incarnano la coscienza meticcia profonda di questo pezzo – da sempre
ribelle e pulsante – degli States.

Nel frattempo il Messico, sotto pressione costante da parte degli Stati Uniti, continua ad applicareil Plan Frontera Sur, rilanciato e inasprito nel 2024 con nuovi fondi statunitensi, droni di sorveglianza e pattugliamenti congiunti. L’obiettivo dichiarato: contenere le migrazioni prima che arrivino al confine nordamericano. Quello reale: esternalizzare la frontiera USA fino al confine con il Guatemala. Mentre il governo federale stringe accordi con Washington per contenere il flusso migratorio, intere regioni del Messico diventano zone cuscinetto, dove la migrazione è gestita come una minaccia militare, non come una crisi umanitaria.

Nel solo 2024, oltre 800.000 persone sono state intercettate nel sud del Messico. Provenienti da Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Haiti, ma anche da zone rurali messicane devastate da violenza e povertà, vengono spesso bloccate, detenute o deportate senza reali possibilità di chiedere asilo. Nei centri di detenzione migratoria – come quello di Tapachula, tristemente noto come “la Guantánamo messicana” – si accumulano denunce di violazioni sistematiche dei diritti umani: abusi, mancanza di cure mediche, condizioni igienico-sanitarie disumane. La presenza dei cartelli lungo le rotte migratorie si è intensificata: estorsioni, sequestri, stupri, reclutamento forzato. Per chi fugge, il cammino è un campo minato. La frontiera non è una linea: è una trappola, un labirinto di checkpoint, milizie, sequestri, fosse comuni e silenzi.

In Chiapas, il sud profondo del paese, la situazione è esplosiva. Si contano 15,000 “desplazados“, sfollati di intere comunità indigene e contadine costrette ad abbandonare le proprie terre a causa dell’intensificarsi dei conflitti armati tra gruppi narcos, con il cartello di Sinaloa e Jalisco Nueva Generación che si intrecciano a forze di sicurezza e paramilitari. Le forze speciali di polizia Pakal, annunciate come baluardo dello Stato contro il crimine, operano spesso in modo opaco, violento, con scarsi risultati e molte denunce di abusi. In varie aree, lo Stato si ritira. In altre, convive o subappalta al crimine organizzato la gestione della res pubblica. Altrove, reprime. Sparizioni forzate, imboscate e sparatorie in pieno giorno, femminicidi come pratica sistematica, villaggi rasi al suolo e fosse comuni clandestine sono l’orrore quotidiano di questa guerra di frammentazione territoriale, dove ogni metro quadrato del Chiapas sembra ardere per un conflitto.

Così, la frontiera, quella tra Stati Uniti e Messico, ma anche quella tra sud e nord del Messico, tra diritto e arbitrio, tra umanità e repressione, si allarga, si moltiplica, si incista nel territorio e nei corpi. Non è un confine geografico: è una ferita politica che separa chi fugge da chi esclude, chi resiste da chi reprime.


NO BORDER, NO NATION, STOP DEPORTATION

Ma cos’é ICE?

ICE, Immigration and Customs Enforcement, è l’agenzia federale degli Stati Uniti incaricata di far rispettare le leggi sull’immigrazione e controllare le frontiere interne. Dipende dal Dipartimento della
Sicurezza Interna (DHS) ed è nota soprattutto per i raid, gli arresti e le deportazioni di immigrati irregolari. Le sue operazioni sono spesso al centro di forti critiche per l’uso eccessivo della forza, la separazione delle famiglie e la detenzione di minori. Una parte significativa del personale ICE è composta da agenti di origine latina, molti dei quali si ritrovano a eseguire ordini contro comunità simili a quelle da cui provengono. Una contraddizione lacerante, che acuisce il dramma umano e politico delle retate, e rivela con crudezza come i sistemi autoritari, anche sotto l’apparenza democratica, siano capaci di rivolgere le loro stesse vittime le une contro le altre.

Oggi vogliamo riproporre questo potente progetto che è un piccolo gioiello di resistenza visiva e sonora. Nel 2013, La Santa Cecilia dava voce a milioni di persone invisibili con una ballata potente e delicata allo stesso tempo, che mette in scena, con forza poetica e politica, la repressione quotidiana vissuta dal popolo messicano sul suolo statunitense. El Hielo/il ghiaccio gioca sul doppio significato della parola: ICE come ghiaccio, freddo e disumano, ma anche ICE come l’agenzia federale per l’immigrazione, simbolo delle deportazioni, delle famiglie spezzate, della paura costante.

Nel videoclip, che oggi, dodici anni dopo, risuona come una profezia dolorosamente realizzata , vediamo i volti di Eva, José, Marta: persone reali, lavoratori senza documenti, che ogni giorno sopravvivono in un limbo legale e in un Paese che si nutre del loro lavoro, ma li espelle senza
pietà.

El hielo anda suelto por esas calles / nunca se sabe cuando nos va a tocar…
Il ghiaccio cammina sciolto per queste strade / non si sa mai quando ci toccherà

Una madre che non torna da scuola, un taxi diventato giardino da curare, un sogno americano che esclude chi lo tiene in piedi. La canzone non chiede pietà: pretende giustizia. E oggi, mentre nuove retate colpiscono le comunità latine, El Hielo resta un inno alla resistenza migrante e alla dignità di chi “solo voleva lavorare” e vivere.

La Santa Cecilia – Ice El Hielo

ICE – Acqua congelata
ICE – Immigration and Customs Enforcement
ICE – Il ghiaccio

“Eva passa lo straccio sul tavolino,
per far brillare tutto come una perla
quando arriva la padrona, che non si possa lamentare
non sia mai che la accusino di essere illegale.

José cura i giardini, sembrano di Disneyland
guida un vecchio camion senza la patente
non importa se era tassista nella sua terra natale,
questo non conta niente per lo Zio Sam.

Il ghiaccio cammina sciolto per queste strade
non si sa mai quando ci toccherà
piangono i bambini, piangono fuori scuola,
piangono vedendo che mamma non tornerà

Uno che resta qui
l’altro che torna là
questo solo per essere andati a lavorare

Marta è arrivata bambina e sogna con studiare qua
ma è difficile avere un futuro senza documenti
rimangono con gli allori solo quelli che sono nati qui
ma lei non smette mai di lottare

Il ghiaccio cammina sciolto per queste strade
non si sa mai quando ci toccherà
piangono i bambini, piangono fuori scuola
piangono vedendo che mamma non tornerà

Uno che resta qui
l’altro che torna là
questo solo per essere andati a lavorare

Uno resta qui
l’altro resta là
succede per essere andati a lavorare”

Guarda il video qui: https://www.youtube.com/watch?v=0lNJviuYUEQ

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