Palabra del Nodo Solidale en el 28º Encuentro Nacional de la Red Mexicana del Trabajo Sexual

Primero que todo, desde el pequeño colectivo que somos, llamado Nodo Solidale, les queremos hacer llegar un abrazo inmenso lleno de cariño y respeto, por su pisada fuerte y valiente, llena de irreverencia transformadora, de pulsión de vida que nos empuja a seguir codo a codo con ustedes, organizando la solidaridad y  festejando la obstinada voluntad de seguir tejiéndose y tejiéndonos en este vigésimo octavo Encuentro Nacional de la Red Mexicana de Trabajo Sexual. 

Damos nuestra palabra respondiendo a sus preguntas generadoras:

¿Cuáles han sido sus retos en el tejido dentro de su organización para permear en los otros y las otras en el caminar de la construcción de ese otro mundo?

Aunque parezcan preguntas simples las que nos plantean nos abren un mar de dudas y cuestiones para la autoreflexión. Como colectivo internacionalista nuestra apuesta ha sido y sigue siendo el encuentro entre realidades que resisten a la embestida del capitalismo en sus diversas formas, tejiendo puentes entre resistencias que marcan y modelan estrategias para combatir las distintas cabezas de la hidra, cada vez más violenta, cada más afianzada en la guerra permanente contra los pueblos. Llevamos 18 años en este andar, marcado también por la potencia de la lucha persistente de Brigada Callejera que no ha parado de convocarnos a construir juntas, del Comandante Jaime Montejo que nos ha dado ejemplo de vida aun cuando todo parecía desvancerse, que nos han enseñado que desde los lugares más rotos podemos seguir floreciendo. Para nosostrxs conocer a las trabajadoras sexuales organizarse en la lucha ha sido tan esperanzador como ver a las zapatistas sublevarse en el rincón más olvidado de México o ver a las combatientes kurdas rescatar sus derechos en medio del desierto de la barbarie yihadista. 

Nuestras prácticas de aprendizaje con estos y más procesos de lucha autónomos  han ido tomando distintas formas en los años, tanto por nuestras experiencias personales y como por los contextos donde hemos decidido vivir. Hemos buscado tejer alianzas políticas a partir de la amistad rebelde, construyendo con brigadas, talleres e intercambios, un terreno común de confianza, más cercano a la práctica que a la teoría, aunque siempre en el marco de un pensamiento libertario, anti-racista, anti-capitalista y anti-patriarcal.

En San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, hemos emprendido la misión de montar, crear y mantener primero una Casa de Salud Comunitaria (2016-2023) y, desde hace 4 años, un gimnasio autónomo popular que funge como espacio de encuentro, lucha y reflexión desde el deporte, con jóvenes y adultxs, en un contexto d violencia, apostándole al cuidado comunitario en este territorio en donde vive la mayoría de la parte mexicana del colectivo.

En Italia, continuamos con la gestión y formación de compañeras y compañeros médicos y personal sanitario que desde el intercambio de saberes pueda continuar y fortalecer enlaces entre Italia y México. La mayoría de ellos y ellas pasan por el aprendizaje de Brigada Callejera, un punto de referencia en la salud autónoma urbana, una montaña de experiencia y saberes por compartir para la banda que llega.

Desde la trinchera editorial, decidimos seguir generando textos, libros, memorias, poemas, gráfica que en su fuerza narrativa puedan mostrar un cachito de lo que en estas tierras rebeldes se trabaja en la educación, la salud, la resistencia de los pueblos, barrios y ciudades para entablar diálogos sobre las distintas y similares formas organizativas de los dos lados del charco. Lo hacemos porque pensamos que difusión del pensamiento crítico es el mejor abono natural en la tierra de la rebeldía y la memoria insurrecta.

En fin seguimos a pesar de todo construyendo de a poquito eso que nos gusta llamar la complicidad global, una forma de estar en las mismas trincheras aún lejos, siempre guiados por la pauta precisa y constante de que la solidaridad es la ternura de los pueblos y que sólo reconociéndonos en las diferencias y las semejanzas, que a veces son más de las que podemos ver de inmediato, logramos imaginarnos un mundo donde quepan muchos mundos.

¿Cómo nos miran a las trabajadoras sexuales?

Con su pregunta de cómo las vemos se nos apretuja la corazona. Para nosotras, nosotros existe un antes y después de ustedes. Ustedes nos han enseñado a verlas, nos han abierto los ojos a la resistencia y la fuerza que conlleva su trabajo, han marcado nuestro camino como referente. Algunos y algunas de nosotros, al llegar a México, traían una visión abolicionista muy ideológica, una especie de visión deterministica en donde el trabajo sexual iba a extinguirse cuando se hubieran borrado las condiciones materiales que lo creaban y sólo así se liberarían las “pobres mujeres explotadas”. Pero la lucha de ustedes nos enseñó que la realidad es mucho más compleja y que la dignificación del trabajo sexual es una lucha de día a día que no va a estar esperando a dizques profetas de la liberación, sino se libera del brutal lastre de la trata y de todas las otras formas de explotación en el proceso real, cotidiano, de organización y, desde luego, de modificación de las relaciones de fuerzas ante los aparatos estatales, criminales y patriarcales.

También hay otra mirada que tenemos hacia ustedes y es una mirada repleta de respeto amoroso y combativo. La misma mirada que le tenemos a las mujeres palestinas, por ejemplo. Una llena de admiración para quien mantiene encendida la que las zapatistas nombran como la “llamita de la esperanza”, en la plena obscuridad de un mundo en colapso.

Porque trabajar de noche en urbes pobladas de violencia a todos los niveles y resistir a los hoteleros, las madrotas y padrotes, la policía, a la violencia institucional que busca negar e ilegalizar su trabajo, a un entero sistema que ve el cuerpo de las mujeres solo como territorio de conquista, el contraponerse a un discurso abolicionista, es una muestra de valentía, de saber confrontar los distintos desafíos que las metrópolis imponen, de organizarse ante la precariedad de este mundo que nos busca separadas, solas y por ende indefensas. Nos han enseñado a ver lo falsa de la lógica victimista con la cual se busca nulificar su trabajo. 

Por todo eso, junto a ustedes gritamos, en un eco que retumbe en varios rincones del mundo:

¡Basta al cobro de piso!

¡Basta de discriminación!

¡Basta de violencia institucional!

¡Trabajo sexual es trabajo!

“Por un mundo a la altura de nuestro sueños”

Con inmenso cariño, el colectivo Nodo Solidale, de Italia y México 

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